
Mientras los adolescentes cursan el último año de secundario, e incluso a veces antes, se les hace la gran pregunta. Posiblemente ya desde niños se lo hayan puesto a pensar, ya que los adultos insisten desde sus primeras palabras en averiguar qué desean ser de grandes. Aunque la pregunta da la posibilidad de soñar e imaginar el futuro, en general el peso de la respuesta es también imponente. Un joven de 17 años que se encuentra en un período de cambios constantes, nuevos pensamientos y rodeado de estímulos debe elegir una carrera o morir en el intento, o aunque sea así se puede sentir.
La universidad pública en el centro del debate
El 23 de abril de 2024, una marea humana inundó las calles de Buenos Aires y de muchas otras ciudades del país. Estudiantes de todas las carreras, docentes, trabajadores universitarios y ciudadanos autoconvocados se unieron en una de las movilizaciones más grandes de las últimas décadas, en defensa de la universidad pública, gratuita y de calidad. Esa jornada no sólo fue una protesta contra el recorte presupuestario, sino también una afirmación colectiva de lo que significa la universidad en la vida de millones: un espacio de encuentro, de crecimiento, de futuro.
Para muchas familias, la universidad pública representa la posibilidad real de que sus hijxs sean la primera generación en alcanzar estudios superiores. Entre 1996 y 2023, la proporción de jóvenes de 18 a 24 años que provienen de hogares de bajos ingresos que asiste a la universidad se triplicó, pasando del 8,3% al 21,2%, afirma el estudio sobre la participación de jóvenes de bajos ingresos en el sistema universitario, de la universidad de Hurlingham.
Para una gran parte de la juventud, proyectar el futuro implica tomar decisiones difíciles: qué estudiar, cómo sostenerse económicamente, cómo equilibrar trabajo y estudio. La universidad pública sigue siendo, para muchxs, la herramienta más poderosa para construir un porvenir más justo y digno. Aunque en este siglo tener un título universitario ya no signifique un trabajo bien remunerado, en condiciones dignas y ni mucho menos una vida de lujos.

Foto: Mariana Nadelcu
En este contexto, la elección de una carrera universitaria se convierte en una decisión crucial para lxs jóvenes argentinos. Las tendencias actuales muestran un aumento en las inscripciones en carreras relacionadas con la tecnología y la salud, como Ingeniería en Informática, Ciencias de Datos y Medicina, mientras que las inscripciones en Ciencias Sociales y Humanidades han disminuido. Este cambio puede estar relacionado con las percepciones sobre las oportunidades laborales y la estabilidad económica que ofrecen distintas disciplinas.
Además, las universidades están adaptando su oferta académica para responder a las nuevas demandas del mercado laboral, incorporando carreras como Ciencia de Datos, Ciberseguridad y Biotecnología. Este año en Mendoza comenzaron a dictarse 3 nuevas tecnicaturas que apuntan a esto. Sin embargo, las carreras tradicionales como Medicina, Abogacía y Psicología continúan siendo las más elegidas por lxs jóvenes.
La elección de qué estudiar no solo refleja las aspiraciones individuales, sino también las oportunidades y desafíos que presenta el contexto socioeconómico actual. En un país donde la educación superior es vista como una herramienta de movilidad social, entender las motivaciones detrás de estas decisiones es clave para construir políticas educativas inclusivas y efectivas.
¿Quiénes estudian y qué eligen? Radiografía de la matrícula universitaria
Durante 2023, se registraron 759.718 inscripciones en el sistema universitario nacional, de las cuales más de 520.000 corresponden a universidades estatales y carreras de grado y pregrado, según el último informe síntesis de información estadísticas universitarias. A pesar de este volumen, solo el 14,5% de los jóvenes de entre 18 y 24 años se inscribieron en carreras universitarias, lo que evidencia una brecha significativa entre la población joven y el acceso efectivo a la educación superior. Ya que en muchos casos los jóvenes eligen y necesitan trabajar inmediatamente luego de terminar la secundaria, dando tiempo al proceso de elegir una carrera o renunciando temporalmente a la educación superior.
En cuanto a la edad de los ingresantes, un 33% tenía menos de 20 años, reflejando que una parte considerable de los estudiantes acceden directamente al sistema universitario tras finalizar la escuela secundaria.
Respecto a las áreas de estudio elegidas, las Ciencias Sociales lideran con un 34% de las inscripciones, seguidas por las Ciencias Aplicadas (27%), las Humanidades (18%) y las Ciencias de la Salud (17%). Este patrón se mantiene también en las tasas de graduación: en 2022, el 44% de los egresados provino de las Ciencias Sociales, mientras que solo el 20,8% correspondió a las Ciencias Aplicadas y Básicas.
Un dato relevante es la diferencia de género en las áreas de Ciencia y Tecnología: mientras que el 42% de los varones se inscribió en 2023 en estas disciplinas, solo el 21% de las mujeres lo hace, evidenciando una brecha significativa en la elección de carreras técnicas y científicas.

Promoción de la carrera en Ciencia de Datos
En términos de finalización de estudios, sólo el 18% de los estudiantes que optan por la educación estatal logran egresar en el tiempo teórico previsto, mientras que en el sector privado esta cifra asciende al 40%. Además, aunque la cantidad de inscriptos aumentó un 67% en la última década, el número de egresados creció solo un 18%, lo que plantea desafíos en cuanto a la retención y finalización de los estudios universitarios. Muchas de las carreras están planteadas en tiempos de un estudiante que posiblemente no trabaje full time, y quienes lo hacen deberán hacer la carrera a su ritmo atrasándose en algunas materias.
Estos datos reflejan que, si bien la universidad pública sigue siendo un pilar fundamental para el acceso a la educación superior en Argentina, persisten desafíos significativos en términos de equidad, elección de carreras y finalización de estudios.
Factores que influyen en la elección de carrera
La elección de una carrera universitaria es una de las decisiones más trascendentales en la vida de los jóvenes argentinos. Este proceso está influenciado por múltiples factores que van desde la vocación personal hasta las presiones familiares y las condiciones socioeconómicas. En un contexto donde la educación superior se presenta como una vía para la movilidad social, comprender estos elementos es esencial para apoyar a los estudiantes en su camino académico y profesional.
Uno de los factores más determinantes es la influencia del entorno familiar. Los padres y familiares cercanos suelen tener un peso significativo en la decisión, ya sea mediante el apoyo o la imposición de expectativas. Muchos jóvenes sienten la presión de cumplir con las aspiraciones familiares, lo que puede llevarlos a elegir carreras que no necesariamente coinciden con sus intereses personales.

Además, las condiciones socioeconómicas juegan un papel crucial. La necesidad de asegurar una salida laboral rápida y estable lleva a muchos a optar por carreras con alta demanda en el mercado, como Medicina, Derecho o Ingeniería. Sin embargo, esta elección pragmática a veces entra en conflicto con las verdaderas pasiones de los estudiantes, generando insatisfacción y deserción. La orientación vocacional adecuada y el acceso a información clara sobre las opciones disponibles son herramientas fundamentales para ayudar a los jóvenes a tomar decisiones informadas y alineadas con sus intereses y habilidades
Para una parte de esta generación pensar en independizarse económicamente de su familia es la máxima aspiración, que viene difícilmente acompañado de alquilar algo para vivir solo o junto de un rooming. Las posibilidades de convertirse en completos adultos se ve cada vez más lejos. Lo más cercano a estas realidades son los laburos mal pagos y trabajar horas extras hasta llegar a un sueldo que se aproxima a la mínima. Estudiar en este contexto es un gran privilegio, que se ordena según las prioridades que puedan poner en sus vidas. Elegir una carrera entonces se vuelve un acertijo entre cuales será más fácil ganar plata sin morir en el intento.