“Lograr una inflación más controlada, aunque aún alta, se convierte en un capital político para Milei, especialmente entre quienes lo apoyan por soluciones concretas, no ideológicas”, opinó Martín Ogando, sociólogo y referente de la organización Patria y Futuro, al referirse al primer año de gestión del líder de La Libertad Avanza.
Ogando también destacó que “cuando hay un poder detrás de los factores relevantes, las leyes aparecen como opcionales. Son sugerencias para un gobierno como el de Milei”. En cuanto al futuro político, el referente señaló que “depositamos una dosis de expectativa en el proceso que está liderando Axel en la Provincia de Buenos Aires, esbozando un proyecto de país alternativo que no es solamente ‘vótenme a mí para sacar a Milei». En esta entrevista, se profundiza en los primeros pasos del gobierno de Milei, la renovación política en marcha y los desafíos que se perfilan de cara a las elecciones intermedias.
¿Qué balance haces sobre las políticas económicas y su impacto en la inflación, el precio del dólar y el consumo interno durante este primer año de gestión?
M.O: En el primer año de gestión, uno de los logros más evidentes fue la reducción de la inflación, un éxito más político que económico, ya que refleja cómo se subestimaron los problemas económicos y su impacto social por parte de los gobiernos anteriores. La inflación en Argentina llevaba más de diez años duplicándose cada año, lo que generó incertidumbre en la sociedad, afectando el poder adquisitivo y la capacidad de proyectar el futuro. Lograr una inflación más controlada, aunque aún alta, se convierte en un capital político para Milei, especialmente entre quienes lo apoyan por soluciones concretas, no ideológicas.
En la macroeconomía hay una estabilización relativa, impulsada por un verano financiero característico donde el dólar quedó retrasado. Esto permite especular con tasas de interés favorables y comprar dólares con pesos. Sin embargo, lo que no pudo Milei es acumular reservas excesivas. La reciente baja de retenciones hasta junio busca atraer los dólares de la cosecha pasada y la nueva, mientras que el FMI apuesta a un ingreso de 15 mil millones de dólares, apoyado por respaldo político.
¿Cómo Milei logró resolver el problema de la inflación que no lograron los gobiernos anteriores?
M.O: El gran quiste es que lo hizo parecer bastante sencillo, con anclar el dólar y comprimir todos aquellos factores que eventualmente favorecen la inercia inflacionaria, como el deterioro del consumo, la producción, el nivel de ingreso, el salario real de los trabajadores, en ese esquema es posible bajar la inflación. Pero para mí el mérito económico o no es tal o es un mérito de clase, que beneficia mediante la transferencia de ingresos a determinado sector, el cual es el ganador del modelo de Milei.
Los gobiernos anteriores no pudieron resolver un proceso de crecimiento económico, de aumento de la capacidad de la industria, de la producción de bienes reales, de distribución del ingreso y mejora del poder adquisitivo del salario con inflación moderada, esa fue la cuenta pendiente. Milei logra solucionarlo sobre una base en lo que hoy es una catástrofe en los números de la economía real: consumo, producción, salarios, utilización de la capacidad instalada de la industria.
¿Qué perspectivas se observan con respecto a la clase trabajadora?
M.O: La clase trabajadora se encuentra en una gran desigualdad, por un lado tiene sectores que perdieron de manera muy evidente, el empleo público en primer lugar, perdió no sólo puestos de trabajo a partir de los despidos y achicamiento del estado, sino que perdió en el poder de compra de salario entre el 20% y 30%. Por otro lado, los sectores de la actividad privada en términos salariales tienen una calidad más modesta. Con el cierre de empresas o fábricas y la pérdida de trabajo se estima unos 180 mil puestos de trabajo perdidos, sin embargo todavía no estamos en un proceso de un gran aumento de la desocupación generalizada. Esa desigualdad es una ventaja que hoy tiene el gobierno para que la sociedad piense que hay que hacer un esfuerzo o un sacrificio para de acá a unos meses estar mejor. El piso para pensar en lo que viene es muy malo para la clase trabajadora y con cierta tendencia de poca respuesta por parte de las organizaciones sindicales, que mostraron una especie de curva descendente. Aunque al inicio hubo una mayor capacidad de respuesta con una concreción de 2 paros generales, terminamos en los últimos 4 meses con una tendencia declinante de la capacidad de acción de las organizaciones sindicales y sociales en la calle.
«El piso para pensar en lo que viene es muy malo para la clase trabajadora y con cierta tendencia de poca respuesta por parte de las organizaciones sindicales, que mostraron una especie de curva descendente. Aunque al inicio hubo una mayor capacidad de respuesta con una concreción de 2 paros generales, terminamos en los últimos 4 meses con una tendencia declinante de la capacidad de acción de las organizaciones sindicales y sociales en la calle».
¿Cuáles crees que van a ser los temas centrales en los debates legislativos?
M.O: Los años electorales suelen tener poca actividad legislativa. Hoy contamos con un congreso que le votó todo a favor a Milei, pero al tener pocos legisladores el oficialismo dependerá de cómo cierren el escenario electoral. Si no hay acuerdo del PRO con el oficialismo, podría haber disputas electorales que cambien el panorama. Se plantea el interrogante si al gobierno le conviene que funcione el parlamento y con qué fines.
Una opción es que avancen en proyectos electorales, como eliminar los cupos y leyes de paridad, centrándose en temas como el feminismo y la ideología de género para consolidar una base electoral propia. Otra posibilidad es que, al no tener muchos votos, no se vote nada, como ocurrió con el presupuesto. A pesar de la posibilidad de que el parlamento sea una tribuna para el debate, ha surgido escepticismo y desánimo sobre lo que se puede lograr, ya que las iniciativas no avanzan y el gobierno no actúa de manera plenamente democrática. Esto crea impotencia, desconcierto y tensión política, sobre todo cuando surgen cuestiones interjurisdiccionales, como un posible boicot fiscal de las provincias, lo que podría poner al país al borde de la disolución. La agenda este año será electoral e institucional, pero la falta de avances en 2024 muestra que las leyes son opcionales para un gobierno como el de Milei.
¿Cómo ves el proceso de reorganización del peronismo tras la derrota electoral? ¿Existe espacio para una renovación política?
M.O: A pesar de la derrota política reciente y la desarticulación militante, las fuerzas nacionales y populares en Argentina aún conservan un legado histórico valioso, con una amplia militancia y redes de activismo en todo el país que se oponen a la ideología del gobierno actual. Estas fuerzas siguen teniendo poder institucional, como responsabilidades parlamentarias y estructuras sindicales. No es necesario destruir todo para derrotar a Milei, pues un enfoque así sería costoso y podría ser similar a lo ocurrido en 2001. Se necesita un liderazgo político que también reconozca el pasado, aprenda de él y se abra a los nuevos procesos surgidos, especialmente desde la resistencia. Este liderazgo para nosotros hoy expresa Axel, es el único que combina frescura, flexibilidad y audacia para conectar con generaciones pasadas y futuras. El programa de transformación es clave como norte para regenerar el campo político y crear una esperanza universalista, orientada a un proyecto de país que beneficie a la mayoría de la sociedad argentina, enfrentando un modelo de exclusión, saqueo y autoritarismo.