Siempre presente en la memoria colectiva del pueblo argentino, la Causa Malvinas constituye uno de los pocos tópicos históricos que unen a las posturas más diametralmente opuestas, al menos en uno de sus lemas: “Las Malvinas fueron, son y serán argentinas”. En esta nota, reconstruiremos algunos momentos relevantes de las primeras disputas territoriales por el archipiélago.
Mapa de las Islas Malvinas 1768
En general, se cree que el hallazgo de las Islas Malvinas se produjo en 1520 por integrantes de la expedición de Hernando de Magallanes en el marco de los viajes ultramarinos que buscaban el paso que uniera el Océano Pacífico con el Atlántico, y que terminaron por navegar a través del Estrecho que luego llevaría su nombre. Sin embargo, existen por lo menos unos treinta mapas del siglo XVI que ilustran la existencia de las islas, tres de ellos son previos a 1520. El primero data de 1507 y fue realizado por el geógrafo alemán Martin Waldseemüller (Caviglia, 2012).
Desde principios del siglo XVI, las Islas Malvinas fueron mencionadas en los documentos oficiales con distintos topónimos, de acuerdo al idioma e intereses de cada uno de los exploradores que las visitaron. Algunos de esos primeros topónimos fueron Isla de las Vírgenes, e Islas de Sansón.
Más allá de las discusiones sobre los primeros en avistar las islas o las primeras representaciones y nombres asignados, se arguye que el dominio sobre las islas correspondía en este período a la corona de Castilla en base a lo establecido en la bula papal de Alejandro VI (1493) y el Tratado de Tordesillas (1494). A lo largo de los siglos XVII y XVIII se firmaron diversos tratados entre las potencias coloniales en relación a sus dominios americanos, todos ellos confirmaron la soberanía de la corona española sobre las Islas, aunque esto no mantendría a las demás potencias colonialistas fuera del territorio de Malvinas.
Representación de las Islas de Sansón presente en: “Islario general de todas las islas del mundo [Manuscrito] de 1539 de la Biblioteca Nacional de España, Madrid” en Caviglia, Sergio Esteban Malvinas : Soberanía, Memoria y Justicia : 10 de Junio de 1829 . — 1a ed. — Rawson : Ministerio de Educación de la Provincia de Chubut, 2012.
Siglo XVIII: exploración, religión y sospecha
Hacia mediados del siglo XVIII eran pocas las personas que habían experimentado la sensación de estar en las Islas Malvinas, sin embargo, y como ya se ha dicho, el Archipiélago despertaba curiosidad e intereses. En ese contexto, aparece la figura de Thomas Falkner (Manchester 1702 -1784), un joven inglés que había estudiado medicina y viajado al territorio, publicó en 1774 un escrito denominado “Descripción de Patagonia y de las partes adyacentes de la América meridional. Que contiene una razón del suelo, producciones, animales, valles, montañas, ríos, lagunas, etc. de aquellos países. La religión, gobierno, política, costumbres y lengua de sus moradores, con algunas particularidades relativas a las Islas de las Malvinas”.
El escritor, encomendado a dar cuenta de cuestiones geográficas, botánicas, medicinales y culturales de la región más austral del continente, nombra al Archipiélago como “Islas Malvinas” por momentos y como “Falkland” (nombre asignado a las islas hacia fines del siglo XVII por parte de los británicos en honor al quinto vizconde de Falkland, Anthony Cary, quinto vizconde de Falkland, que había. Caviglia 2021) en otros. En aquel manuscrito, el jesuita describe las características, cualidades y dificultades que presenta el territorio de Malvinas:
Estas islas son muchas, algunas pequeñas, pero dos muy grandes […] Son tan bajas y pantanosas dichas islas, que después de una lluvia no se puede salir de casa sin hundirse en el lodo hasta las rodillas. Las casas son de tierra, y están verdes y tomadas del moho por la excesiva humedad del país, no pudiéndose hacer ladrillos por falta de fuego. Los colonos han sembrado varios géneros de granos, como trigo, cebada, guisantes, habas, y otras cosas: pero la tierra es tan estéril, que todo se redujo a yerba y paja, sin rendir fruto alguno.[…]. Los únicos animales peculiares a estas islas son pingüinos, y butardas, siendo sólo estos últimos comestibles, matándolos con escopeta, y cuando hay pocos se venden muy caros: cójese también algún pescado, pero en tan corta cantidad, que no basta para los moradores. Es tan grande la pobreza de este país, que el gobierno español de Buenos Aires estuvo obligado a enviar navíos cada tres o cuatro meses, para mantener la gente y guarnición, sin que pudiese esperar retorno alguno; y aunque enviaron puercos, vacas, y caballos a estas islas, su clima es tan frío, húmedo y estéril que jamás criaban. […] El agua es el único bien que tiene este país, además de un buen puerto, el cual no obstante no responde al fin de este establecimiento, porque como este país de la Soledad es tan abierto al norte o nordeste, necesita un navío tener viento de este lado para entrar en él”.
Respecto a sus informantes, Falkner refiere que son “[…] algunos oficiales españoles que fueron a tomar posesión de ellas de los franceses, y transportar allí a los españoles de Buenos Aires, y un artillero francés que navegó desde el Río de la Plata hasta el puerto de Cádiz, y había vivido muchos años en aquellas islas. Todos estos fueron testigos de excepción”.
Falkner nunca estuvo presente en las Islas Malvinas, como tampoco lo estuvo en muchas otras zonas de la Patagonia que describe de forma más detallada, tanto su geografía como la población originaria que habitaba las costas, con sus costumbres y lenguajes. Se tiene registro de que el jesuita recorrió como médico y misionero las provincias de Santiago del Estero, Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y llegó hasta la actual provincia de La Pampa, tomando contacto con numerosas parcialidades indígenas que le proporcionaron testimonios vitales para confeccionar su escrito (Justo 2015). Pero Falkner no se reduce solamente a describir la geografía y población de la Patagonia. El escrito, publicado en 1774, contiene información clave y estratégica, algo que Pedro De Angelis denuncia al hacer pública la traducción del documento en 1835:
“Si alguna nación intentara poblar este país podría ocasionar un perpetuo sobresalto a los españoles, por razón de que de aquí se podrían enviar navíos al mar del sur, y destruir en él todos sus puertos antes que tal cosa o intención se supiese en España, ni aun en Buenos Aires: fuera de que se podría descubrir un camino más corto para caminar o navegar este río con barcos hasta Valdivia. Podríanse tomar también muchas tropas de indios moradores a las orillas de este río, y los más grupos de estas naciones, que se alistarían con la esperanza del pillaje; de manera que sería muy fácil el rendir la guarnición importante de Valdivia, y allanaría el paso para reducir la de Valparaíso, fortaleza menor, asegurando la posesión de estas dos plazas, la conquista del reino fértil de Chile”
En el escrito de Falkner se mencionan algunas disputas entre España, Francia e Inglaterra por el tránsito, ocupación y dominio de las Islas. Pero no es menor destacar que Falkner es de cuna inglesa, y es por ello que resulta duramente señalado por De Angelis. El jesuita inglés hace pública su investigación sobre la Patagonia y las Islas Malvinas en el año 1774, al retornar a Inglaterra después de pasar por otros territorios tras la expulsión de la orden jesuíta en 1767. De Angelis califica a Falkner como “el primero y el más exacto historiador de la región magallánica”, aunque lo acusa firmemente de tener intereses ligados a la potencia británica: “Sean cuales fueren los motivos de disgusto que tenga un extranjero contra el país que le acoge, nunca debe conspirar ni proporcionar armas a los que aspiran a invadirlo o y tal fue el objeto que se propuso Falkner al emprender la descripción de Patagonia”.
Esta sospecha fue refundada por algunos historiadores, como Andrés Carretero y vuelta a mencionar en distintos medios públicos como nota de color en los últimos años, pero, en general, es un dato poco abordado. Si bien no podemos afirmar las intenciones últimas de Falkner, su escrito constituye un documento interesante y difícil de eludir en el contexto. Durante aquellos años claves del siglo XVIII, los españoles enviaron distintas contingencias de pobladores y establecieron gobernadores en las Islas Malvinas, quienes tuvieron que lidiar de forma constante con el merodeo de Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y Países Bajos de por medio, principalmente en búsqueda de recursos balleneros y loberos (aceite y pieles), y en ocasiones también con intentos de colonización permanente.
SIGLO XIX: El accionar de los primeros gobiernos
El 10 de junio de 1829, Buenos Aires declaró la creación de la Comandancia Política y Militar de las Malvinas. Luis Vernet, nacido en Hamburgo, llegó a Buenos Aires apenas en 1817 y, según algunos autores, se interesó en la posición estratégica de las islas; fue enviado por el Gobierno con el compromiso de llevar adelante un desarrollo comercial y poblacional en el archipiélago. Desde un primer momento, el control efectivo de las Malvinas fue complejo para la desordenada organización post independentista, así como lo había sido también para los administradores de la Colonia.
Pese a dichas complejidades, Vernet junto con un grupo de personas integrado por gauchos, indígenas y criollos establecieron una población estable en las Islas Malvinas.
Decreto de creación de la Comandancia Civil y Militar. Buenos Aires, 10 de junio de 1829. Archivo General de la Nación, fondo Luis Vernet. Código: AR-AGN-LVE01–128
Durante las primeras tres décadas del siglo XIX, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos intentaron realizar entradas a las Islas con intención de establecerse y reclamar soberanía. Sin embargo, no sería hasta inicios del año 1833 que los ingleses pudieron ocupar de forma violenta y permanente el territorio malvinense. Para este momento, el gobernador Vernet no se encontraba en Malvinas, y nunca más volvería a ellas. Había logrado establecer allí una población de gauchos, indígenas y otros criollos.
Frente a la ocupación inglesa encabezada por John James Onslow, el gobernador interino José María Pinedo, embarcó a algunos de sus hombres hacia Buenos Aires, escapando mientras otros pobladores permanecieron para resistir. Allí surgen figuras como la del “gaucho Rivero” que durante muchos años estuvo oculto entre los mantos de la historia nacional.
“Plano Geográfico de la Isla Oriental de Malvinas levantado por D. Luis Vernet sobre los reconocimientos que practicó en los años de 1826, 27 y 28 reducido a punto pequeño de ocho millas por cada pulgada”. Archivo General de la Nación, fondo Luis Vernet. Código: AR-AGN-LVE01–134–17
En agosto de ese mismo año, Antonio Rivero, llegado a la isla entre 1826 y 1827, produjo un levantamiento contra los usurpadores ingleses y, según la memoria oral de las islas, enarboló la bandera argentina en territorio de Malvinas ante la ocupación foránea. Las acciones heroicas de Rivero en las Islas Malvinas fueron tomadas por algunos como simples actos de delincuencia, o reivindicadas, en la segunda mitad del siglo XX, como acciones guiadas por el patriotismo.
A partir de la ocupación ilegítima de 1833, Argentina inicia un reclamo permanente y pacífico por vía diplomática resaltando siempre su soberanía sobre el territorio malvinense. Esto cambia de manera drástica en el marco de la última dictadura militar argentina. Luego de infructuosos acuerdos secretos entre el gobierno nacional y el británico, la historia desemboca en una fatídica guerra que inicia el 2 de abril de 1982, y que nos enfrenta con una de las principales potencias armamentísticas de la época, abriendo así una herida imposible de cerrar.
Fuentes y bibliografía de consulta
Archivo General de la Nación. Acervo de documentos escritos.
Caviglia, Sergio Esteban Malvinas : Soberanía, Memoria y Justicia : 10 de junio de 1829 . — 1a ed. — Rawson : Ministerio de Educación de la Provincia de Chubut, 2012.
Edición digital a partir de Pedro de Angelis, Colección de obras y documentos relativos a la Historia Antigua y Moderna de las provincias del Río de La Plata. Tomo Segundo, Buenos Aires, Imprenta del Estado, 1835
María de la Soledad Justo, Revisitando la descripción de la patagonia del Padre Thomas Falkner. Modelos Retóricos y escritura jesuita, Revista Atek Na, 2015.
Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.
Lorenz, Federico, Malvinas: Historia, conflictos, perspectivas, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, SB , 2022.