“Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado” cerraron el año en Baradero con un público que combina a aquellos apasionados ricoteros de añares con una nueva audiencia que vive por primera vez la experiencia redonda: sus hijxs y nietxs.

Hace tiempo la banda del Indio Solari, que ya desde 2019 toca sin él en el escenario, tiene una gran dificultad para conseguir donde alojar a la masividad de gente que mueven cuando realizan un show. Esta vez fue la ciudad de Baradero, en la Provincia de Buenos Aires, la que recibió a la misa ricotera. El evento se llevó a cabo en el complejo Vista Brava a metros de la costanera de Baradero y sus campings.
Para quienes estamos comenzando a sumergirnos en un mundo redondo, el primer encuentro con este ritual es su previa. Desde las multitudes llegando a una pequeña ciudad para pintarla de sus colores y colmarla de su música hasta las historias familiares que por años han participado religiosamente de la culminación. Acampes, reencuentros, bebidas espirituosas, filas para ir al baño y una mezcla entre los visitantes y los locales que reciben con calidez a la manada. Viajeros solos que buscan compañía y grandes grupos de amigos o familia que apadrinan a quien lo necesita.
Desde ya que cualquier acontecimiento con estas dimensiones contiene caos, pero el caos es lo que ordena un recital así, un caos bien organizado. Los años de experiencia produciendo esta especie de festival del rock, han demostrado en esta ocasión un cuidado de su público. Como así, un público que entiende la responsabilidad que carga para poder seguir disfrutando de la banda.
De lo más alucinante son las nuevas generaciones, niños y niñas que gritan y cantan las canciones desde los hombros de sus padres o incluso tienen la picardía de tener su propia banda y dar su propio show dentro del show, como lo hizo “Tomy y sus bombas pequeñitas”.
Los costos de asistir posiblemente no sean un detenimiento para quienes siguen a los redondos desde su primer Obras o sus primeros gigantes pogos en el Palacio Tomás Adolfo Ducó. Sin embargo, posiblemente sea una decisión los precios y anticipación de la venta para quienes quieran asistir, con un valor de 32 mil pesos la entrada. Dentro del predio, donde los precios suelen ser más elevados, se podía comer por 15 mil pesos y los campings estaban reservados ese fin de semana para los huéspedes que iban por el recital, por 30 mil pesos toda la estadía desde el viernes 6 hasta el domingo 8 de diciembre.
A las diez de la noche comenzó a sonar la versión de “Barbazul Versus el Amor Letal” que tocaron en Olavarría, el último recital del que participó el Indio. El predio, un descampado contenido en uno de sus lados por una ex fábrica textil, alumbrada con luces y un escenario con 4 pantallas gigantes. En las que luego se proyectarán las visuales y animaciones que pintan el mundo redondo, junto a grabaciones remasterizadas del fundador y ex miembro cantando sus reconocidos éxitos. Luego de 31 temas sonó el infaltable “JI JI JI”.
Por otro lado, mientras sucedía todo esto en una ciudad bonaerense de 40 mil habitantes, en la capital federal se realizaba el Buenos Aires Trap, un congreso de la juventud actual. Un evento organizado por Dale Play donde se presentaron algunos de los artistas más escuchados de los últimos años como: Duki, Nicky Nicole. Hoy el ambiente musical del trap conoce sólo inmensos escenarios pero supo nacer de plazas y rincones, como lo fueron quienes salieron de las competencias de freestyle.
La jefa la llaman Cazzu, una de las artistas principales del segundo día de este festival, jujeña y referente del género. Celebró que el público esté cada vez más “mixeado” entre varones y mujeres. Aunque poco tengan que ver eso comparten estos 2 géneros y movimientos musicales, tanto en el trap como en el rock nacional han predominado los varones dentro del escenario como en el público. El mismo Indio Solari hace un mes en la entrevista para el medio Gelatina resaltó: “Hay que mirar a las muchachas, están haciendo cosas muy buenas”. Aún así continúa habiendo una distancia abismal en algunos aspectos.
Baradero vislumbró una gran ola femenina en el recital, ya una no se siente tan incómoda y rodeada de un mero público masculino. El escenario sin embargo continúa escaseando de artistas mujeres, las únicas miembros de la banda son sus coristas, Debora Dixon y Luciana Palacio, quienes destacan tanto en su rol como cuando les toca ser la voz principal de la canción.

Este tipo de experiencia equivale mucho más que un concierto: donde vas, escuchás a la banda y volvés a tu casa para compartir la historia en las redes. Esta vivencia donde se cruzan 3 generaciones de juventudes. Aquellas que fueron parte de los inicios de una histórica banda contracultural como Patricio Rey y sus redonditos de Ricota, las que crecieron con las influencias del rock nacional y son parte del movimiento musical actual con sus nuevos significantes y propósitos y las que todavía no lo son, y nos dejarán posiblemente un nuevo universo del que aprender.
Excelente nota!!