La Argentina hoy se encuentra en una distopía que conjuga programas de televisión donde compiten famosos que cocinan extravagantes y exóticos platos por una gran torta de premio económico, con un pueblo que día a día se ve obligado a reducir los gastos del supermercado y dos de los alimentos básicos, como lo son la carne y lácteos.
“¿Cómo llegamos hasta acá?” Es una pregunta que nos hacemos quienes buscamos entender, modificar y dignificar las condiciones de vida de los argentinos y las argentinas. Posiblemente esta pregunta lleve más tiempo pero mientras tanto podemos analizar esta gran crisis económica del siglo 21.
Efectivamente el consumo retrocede mes a mes durante el 2024, en julio el indicador de consumo de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) mostró un retroceso de 9,8% en la comparación interanual. Aunque los salarios registrados aumentaron en términos nominales un 251,5% anual en junio, el Índice de precios al consumidor (IPC) fue de 271,5%, veinte puntos porcentuales mayor, los sueldos de trabajos registrados alcanzan cada vez menos.
El ahorro mediante plazo fijos ha perdido su valor luego de que el porcentaje de las tazas que ofrecía el banco era superado por el que ofrecían algunas billeteras virtuales. El dólar quieto y por momentos en descenso provoca desconfianza para la compra y ahorro. Y por más que la actualidad ofrece nuevos métodos de ahorro digitales, una gran parte de la población no parece estar preparada para confiar todos sus ahorros en un sistema nuevo y desconocido.
“Tanto el consumo como el ahorro disminuyen por la caída de los ingresos en términos reales”, señala el economista Anibal Nuñez. Esto es el resultado de la fuerte devaluación en diciembre y agrega: “Sin un programa de contención los sectores menos protegidos no pueden sostener el poder adquisitivo de sus ingresos” y menciona a los sectores más golpeados durante estos meses: “jubilados, trabajadores informales y autónomos” “Muchos trabajadores son pobres”, anuncia. En mediciones del primer semestre la pobreza llegó a casi 53% (25 millones de personas) y la indigencia, que mide la falta de acceso a la canasta básica, llegó al 18% (8,5 millones de personas). Esa es la realidad de la argentina actual, donde trabajar ya no alcanza para vivir.
Efectivamente el consumo retrocede mes a mes durante el 2024, en julio el indicador de consumo de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) mostró un retroceso de 9,8% en la comparación interanual.
Métodos y estrategias
La pérdida del poder adquisitivo combinado a la política de desregulación de precios y eliminación de subsidios de los servicios básicos ha dejado una pérdida de poder de compra del 21% hasta el mes de junio. Lucía es madre joven y mientras pasea con su niña en el cochecito cuenta la imposibilidad de reducción de algunos gastos, como son los pañales. Para estas compras prefiere no tener que ahorrar y sacrifica en los consumos para ella misma, donde ha tenido que cambiar marcas y de supermercado. Asegura: “Todos los días aumentan los precios, siempre intento buscar las ofertas”
En los hogares se agrega una nueva tarea y es la búsqueda de descuentos y promociones, los cuales benefician y alivian la situación económica. Nueva tarea que posiblemente recaiga en las feminidades de las familias.

En una heladería en el barrio de floresta se encuentra trabajando Elba, allí puede ver diariamente la disminución de ventas. Aunque lo que le preocupa realmente es ver que su salario se pulveriza cada día más. “En general de todo hay que buscar, específicamente el precio de la carne y todos los alimentos”, explica Elba y describe así la situación de millones de argentinos que hoy sobreviven por diferentes estrategias de ahorro en el consumo.
Llegar a fin de mes y poder consumir algo de carne y algo de verdura conlleva sus estrategias, para algunas, como Lucía, el método es una compra a principio de mes, cuando aún hay dinero en la billetera y regular los alimentos para que alcancen hasta volver a cobrar.
Las aplicaciones de las billeteras virtuales suman descargas en búsqueda de lxs ciudadanxs de mejores rendimientos de su dinero o una buena cartera de promociones. Así se posiciona Cuenta Dni, segunda en el ranking de billeteras más usadas, con un aumento de usuarios durante este año superior al 100%, ya que pasó de 73 mil personas que la utilizaban a 148 mil en agosto.

Vilma y Mora, madres solteras que viven con sus hijas, encuentran la misma solución: “Buscar lo más económico y buscar precio”. Para otras madres como Marixa Bonifacio, que vive con dos de sus hijxs, las estrategias van desde el cambio a segundas y terceras marcas: de la serenísima a sancor y a fideos la favorita. Hasta el modo de consumo durante el mes: lo que más la condiciona es el tener que comprar en el día lo que necesita, asegura: “Tengo que comprar lo justo porque a fin de mes no alcanza”.
En los hogares se agrega una nueva tarea y es la búsqueda de descuentos y promociones, los cuales benefician y alivian la situación económica. Nueva tarea que posiblemente recaiga en las feminidades de las familias.
Carne, lácteos y verdura
“Carne compro menos y solo lo que necesito, si antes compraba un kilo ahora compro medio”, cuenta Marixa. Y el mismo procedimiento con las verduras: “Dos cebollas y una zanahoria a veces, lo que necesito del día”. De todas formas no alcanza y sus hijos ya mayores que no viven con ella la visitan y le llevan alimentos.
Lo que le sucede a Marixa se ve en el 58% de hogares que redujo el consumo de frutas y verduras respecto al año anterior. Lo que no puede faltar en la heladera según ella es “la leche, el pan, el huevo y los fideos”. La otra notoriedad es el aumento de fideos y harinas con un 24%, estos datos son relevados de la Octava Encuesta a Hogares con Niñas, Niños y Adolescentes de Unicef. Y por último, como si hablara de la última moneda del mes, anuncia que tampoco debería faltar “algo de carne y de pollo”.

Vilma y Mora agregan que el arroz, los fideos y las verduras no pueden faltar en la casa. Y detallan: “Carne casi en un mes no comemos, variamos con otros alimentos, huevo, atún”. Para Lucía lo que no puede faltar son pañales, fruta y verdura. Ninguna de ellas menciona la leche, el consumo de lácteos cayó un 13,5% en los primeros 8 meses del año respecto al mismo periodo del 2023, explica el instituto para el desarrollo Agroindustrial Argentino. La mayor caída es en la leche en polvo, entera y semidescremada con una suma de 36%.
En la canasta básica alimentaria se estima que una persona debería consumir entre 6 y 7 kg de carne por mes. Según la bolsa de comercio de Rosario en el año 2024 la proyección de consumo alcanzaría 44,5 kg, es decir unos 3,4 kg por mes per cápita. En medio de esta crisis, donde el consumo de carne es el más bajo en los últimos 100 años, las alianzas barriales se fortalecen. Si los descuentos de la cuenta DNI en carnicerías son los días sábados, algunos carniceros entregan sus productos durante la semana y se lo cobran el día que aplica la promoción.
Lo que hoy no puede faltar en la heladera es “lo básico” explica la comerciante Elba: “leche y algo de carne”. Como el gobierno nacional no tiene a la intervención estatal como cosas que no pueden faltar la situación no mejora y el piso de lo básico va quedando solo para quienes les sobra a fin de mes. Las familias que hoy rozan la línea de la pobreza o se endeudan para pagar los alimentos no alcanzarán mucho tiempo mas para lo nutritivamente necesario.
Buena nota. Hay investigación . Felicitaciones. Esto se necesita . Buena información . Gracias mtresa
Excelente